viernes, 4 de junio de 2010

La Vaca Dr. Camilo Cruz

La Vaca


El día de ayer mi hermana llegó toda emocionada a contarme que en el trabajo hicieron un cine-foro sobre un cuento de una vaca. Yo la verdad no entendí que tenía de interesante “una vaca” como para que ella estuviera emocionada en tamaño mayúsculo.

Así que, sin muchas ganas y apurada por que iba saliendo, me dediqué a escuchar el cuento de la vaca, mirando cada minuto el reloj y esperando a que “Mana” (así llamo a mi hermana) se apurara con el bendito cuento de la vaca.

He de confesar que a los 5 minutos ya estaba enganchada y no sólo eso, sino que salí y me quedé pensando en el desarrollo del cuento y sobre cuántas vacas tengo en mi vida. Pasé gran parte de la noche elucubrando sobre lo mismo y sí, descubrí algunas. Pero para que me entiendan de qué hablo les voy a echar el cuento.

Cuenta la historia que un maestro quería enseñarle a su discípulo los secretos para vivir una vida próspera y feliz; así, entendiendo que una de las más grandes ataduras de algunas personas es el “conformismo” pues decidió empezar por allí.

El maestro sabía que para que el joven pudiera entender esa importante lección tenía que ver por si mismo que sucede cuando una persona se acomoda en la cama del conformismo. Así que el maestro llevó al joven discípulo al pueblo más pobre de la región y una vez allí buscaron la casa más pobre de todo el pueblo, en la parte mas alejada de un caserío se pararon frente a la casa mas fea, ruinosa, descuidada, a punto de derrumbarse y llegaron a la conclusión que los que habitaban en esa casa era la familia mas pobre. La casa estaba realmente en malas condiciones, las paredes parecían que se vendrían abajo en cualquier momento, había basura y desperdicios por todo el patio causando un olor nauseabundo de la casa y en el techo había huecos por todas partes.

En aquella casa, en franca decadencia, vivían 8 personas vestidas de forma muy sucia y con ropas rotas y viejas pero lo más triste eran sus miradas, la pobreza se había apoderado no sólo de su exterior si no de su interior.

Pero de manera disonante, en todo este paisaje bastante tiste ellos tenían una posesión, tenían “una Vaca” y como era su única posesión, todo giraba en torno al animal. Era realmente lo más importante de aquella familia a pesar de que la pobre vaca producía muy poca leche que era el poco alimento con lo que sobrevivía esa familia.

Y Justamente esa misma vaca era la que marcaba la diferencia entre ellos y sus vecinos por que de alguna manera ellos pensaban, “nosotros no estamos tan mal. Nosotros tenemos una vaca y ellos no”.

Y allí en medio de esa pobreza, el maestro y el discípulo pasaron la noche y al día siguiente muy temprano antes de que el sol saliera, decidieron regresar. Pero antes de salir el maestro le dijo al joven “es hora de que aprendas la lección por la cual estamos aquí”. Y dicho esto sacó un puñal y ante los ojos incrédulos del discípulo, el maestro apuñaló de manera mortal a la pobre y vieja vaca.

¡Cómo has podido matar a la vaca!, ¡Esta familia morirá de hambre! comenzaron los reproches de parte del discípulo que estaba realmente incrédulo de lo que sus ojos acababan de ver.

El maestro ignorando el rosario de reproches emprendió el camino a casa, mientras el discípulo lo seguía sin dejar de pensar que esa acción había condenado a esa familia a la muerte.

Un año mas tarde el maestro llamo a su discípulo para informarle que emprenderían de nuevo el viaje de retorno a ese pueblo, para saber que había sucedido con aquella desdichada familia.

El Joven discípulo no podía dejar de cuestionarse sobre aquella noche y aun con mucho pesar accedió volver a aquel pueblo. Pero ocurrió un problema…. los dos viajeros no lograban ubicar aquella humilde vivienda aunque el lugar era el mismo, aquella casita ya no estaba y en su lugar había una casa grande que había sido construida recientemente.

El joven trataba de callar las voces de su mente que le decían que seguramente esa familia había muerto de hambre y otros tomaron aquel terreno. Ese joven estuvo a punto de regresar por sus mismos pasos para no confirmar sus peores sospechas, cuando en ese momento salió de la casa un hombre que para su sorpresa era el mismo hombre que 1 año atrás les había dado posada. El joven no podía creerlo, ese hombre que salía de esa hermosa casa, estaba limpio, bien vestido, y tenia una hermosa sonrisa. Era obvio que algo extraordinario había sucedido.

Los dos interceptaron a aquel hombre y el discípulo con toda su incredulidad le pregunto: ¿Cómo es posible? ¿Qué ha pasado? Hace un año cuando estuvimos aquí estaban ustedes sumidos en la más absoluta pobreza.

Aquel hombre ignorando que sus dos amigos habían sido los causantes de la muerte de su vaca los invitó a pasar a la casa y allí les contó que aquella misma noche en lo que los dos se fueron, algún vecino lleno de envidia por su “pequeña riqueza” había matado su vaca.

Confesó que la primera reacción había sido la desesperación ya que su escasa leche los había mantenido en aquella pobreza. Sin embrago nos dimos cuenta que teníamos que hacer algo para no morir de hambre así que limpiamos el patio de la parte de atrás de la casa y allí sembramos algunas semillas de la temporada.

Después de un tiempo nos dimos cuenta que aquella improvisada granja producían más de lo que necesitábamos y que la tierra era realmente fértil. Así que decidimos vender algunos vegetales a nuestros vecinos… y terminamos vendiendo los vegetales en el mercado del pueblo.
Y por primera vez en muchos años sucedió que pudimos comprar ropa bonita y arreglar nuestra casa. Es como si la trágica muerte de aquella vaca nos llevó a una nueva vida.

Aquel discípulo estaba realmente asombrado por que finalmente entendió el aprendizaje que su maestro quería demostrarle. La muerte de aquella vaca no era el final para aquella familia, sino el principio de una nueva vida.

El maestro llamó al discípulo aparte y le pregunto: ¿tú crees que si esta familia aun tuviera su vaca hubieran logrado todo estoy que han obtenido durante este año? El joven respondió: seguramente no maestro.

Amigos ahora yo les pregunto, ¿cuántas cadenas tenemos atadas en nuestras vidas, cadenas de conformismo, o como ahora les digo, “VACAS”?

Es solo una reflexión… Tenemos que pensar que podemos y merecemos vivir algo mejor.

Un beso desde el corazón.

Rossy Teles.

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