miércoles, 25 de febrero de 2015

El Dolor que no puedo llorar

No sé cuantos van, tampoco me sé los nombres, lo que sí sé es que se siente un vacío que no te permite llorar pero tampoco pensar.
Yo no soy política, hace mucho tiempo me retiré de las filas de PJ quienes se encargaron de enseñarme lo que todo el mundo dice "la política es lo mas cochino que hay", mas sin embargo salí de allí admirando las ganas de lucha, el ímpetu y el arrebato por las ganas de lograr un país justo, las ganas de en aquel entonces ya no tan muchachos: Gerardo Blyde, Leopoldo López, Liliana Hernandez y Henrique Capriles, he de reconocer mi admiración a personeros de otras filas, el Sr. Alfonzo Marquina entre otros.
Por aquel entonces yo era una muchachita Quizá de 19 o 20 años, que tenía la ideología de un país libre tatuada en el alma, bastante que arriesgué mi vida, bastantes aves marías puse a mi viejita a rezar por mi y por los que pensando igual que yo salíamos a la lucha. Logramos mucho, pero no logramos nada. Precisamente por el egoísmo político de quienes nos lanzaron a la calle a batirnos un duelo por la libertad de un país y luego por la ambición de un grupo y el mal manejo del momento, terminó convirtiéndose en justo lo que no queríamos, un golpe de estado.
Inicio esta nota diciendo que no soy política para que de una vez perdonen mi ignorancia, palabrita de moda entre los adeptos a este "régimen" y me permiten las comillas, porque yo lo llamo como debe ser, por su verdadero nombre, CIRCO CRUEL. 
Yo no sabré mucho de historia, fechas, etc.  Pero si recuerdo mi infancia, mi preocupación era pasar las materias. Tenia a mamá todo el día en casa haciendo quehaceres (hoy las madres o hacen colas para comprar comida que no consiguen o están llorando a sus hijos muertos), comía bien, y me tomaba mi cuartico de leche que me llevaban todos los días al colegio (en el gobierno de Carlos Andres y conste que tampoco soy adeca). Después de hacer las tareas podía bajar a la calle a jugar hasta las 7.30... Hora que doña Isabel gritaba por la ventana "Rossy subes ya!!! Tienes que cenar". 
Malandros, seguramente habían pero yo no lo sabía, mi miedo MAXIMO era al perro de la esquina o al loco que pasaba gritando cosas imberbes por la acera de al frente. Y así entre Barquisimeto y Caracas transcurrió mi infancia y temprana adolescencia.
Que bonito fue, aunque lleve bástate palo de la doña Isabel, la misma que mas adelante rezaba por mi pegada a una pantalla de  televisión viendo como la guardia nacional trataba de arremeternos y gracias a esos rezos hoy creo que estoy viva porque bastante bala que escuche zumbar a mi lado. Pero tuve la suerte de nunca caer ni ver caer a ninguno de los míos.
Escribo todo esto pensando en lo que viví y en la diferencia de lo se vive hoy día.
No hace falta que me extienda en la comparación. Lo único que puedo decir es que siento esto cada vez más parecido al libro-pelicula "Juegos del Hambre". Donde salir a la calle es salir a luchar por tu vida, por sobrevivir. Donde aquel que creció contigo y era tu pana es justo quien te insulta por pensar distinto que él y ojalá la cosa se quede en insulto y se vaya más allá.
Aquellos quienes deben cuidarnos son monstruos con permiso legal para matarnos.
Esperanzas? ,No muchas y me atrevo a citar a Julio Cortázar en su libro Rayuela: "Probablemente de todos nuestros sentimientos el único que no es verdaderamente nuestro es la esperanza. La esperanza le pertenece a la vida, es la vida misma defendiéndose." 
Que problema cuando no podemos ni siquiera defender la vida.
Quiero terminar este desahogo dándole a mi querida Venezuela mi sentido pésame. Con mucho dolor y miedo. Siento de corazón la muerte de tus hijos valientes, temo por los que aún queremos luchar y que no sabemos ni por donde empezar. No quisiera mas lagrimas de madres, hermanos y amigos. Lo único que quiero es tener la oportunidad de volver el tiempo atrás donde mi única preocupación era el perro de la esquina.
Rosemary Teles.